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Dieta mediterránea después del cáncer

Descubre cómo puede ayudarte la dieta mediterránea a recuperar o adquirir unos hábitos de vida saludables después de haber superado el cáncer.

Dieta mediterránea después del cáncer

Una vez que se ha terminado el tratamiento para el cáncer van a mejorar muchas de las cosas que hacían difícil o desagradable el hecho de comer. Poco a poco irá quedando atrás el sabor metálico, se recuperará el sabor de los alimentos, desaparecerán las nauseas y la falta de apetito.

En este momento, vamos a intentar recuperar o adquirir unos hábitos saludables de alimentación que nos ayudarán a recuperarnos después de los tratamientos contra el cáncer, a sentirnos mejor y que además harán menos probable que el cáncer vuelva a aparecer.

Las sociedades médicas (tanto europea como norteamericana) y el Código Europeo contra el Cáncer plantean recomendaciones similares, que incluyen: llevar una alimentación y un estilo de vida saludable, realizar ejercicio físico de manera regular y mantener un peso correcto. Esto puede ayudar además a prevenir o controlar otras enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes, colesterol alto y enfermedades cardiovasculares, que muchas personas supervivientes de cáncer tienen riesgo de padecer, o ya padecían previamente.

La recomendación se corresponde con el patrón de la dieta mediterránea.  Se trata de un estilo de vida - no únicamente unas pautas de alimentación - ya que incluye la realización de actividad física frecuente, y unas costumbres sociales favorables como, por ejemplo, comer con compañía (una de las características principales de las poblaciones mediterráneas y que ha permitido la continuidad de nuestra cultura, nuestras costumbres y tradiciones). Se basa entre otras cosas en el consumo de alimentos de proximidad y de temporada.

Hidratación. Bebe suficiente agua. Es esencial para hidratarse correctamente y así ayudar al cuerpo a funcionar adecuadamente y absorber los nutrientes.

Evita los refrescos, son una fuente de azúcar añadido y por tanto pueden aumentar el riesgo de enfermedades crónicas y de sobrepeso u obesidad. Tampoco son recomendables los que contienen edulcorantes, ya que muchos de ellos, entre otras cosas, alteran la microbiota intestinal, clave para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune.

Beber alcohol está relacionado con siete tipos de cáncer diferentes y no hay dosis libre de riesgo así que, en cualquier caso, limita la cantidad de alcohol que bebes y no lo consumas en exceso.

Alimentación centrada en los vegetales. La base de nuestra alimentación serán los alimentos de origen vegetal y de temporada: frutas, verduras y legumbres. Son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico y protegen contra enfermedades. Intenta incluir al menos 3 raciones de verduras y 2 de frutas al día. Se recomiendan entre tres y cuatro raciones de legumbres a la semana. Cuanta más variedad haya, mucho mejor.

Los cereales (pan, pasta, avena…) deberían ser integrales, de grano entero. Si puedes, es preferible consumir pan de masa madre, de fermentación lenta.

Con estos grupos de alimentos aportamos la fibra a la dieta. Se ha demostrado que la fibra ayuda a reducir el riesgo de varias enfermedades crónicas.

Recuerda que puedes usar vegetales congelados.

La proteína, nutriente esencial.  Son esenciales para la reparación y regeneración de tejidos.  Como ya sabes, durante el tratamiento oncológico es uno de los nutrientes más importantes porque las necesidades suelen estar aumentadas. Deberíamos incluirlas en todas las comidas (desayuno, merienda y cena). Se deben elegir fuentes de proteínas magras: carnes blancas como pollo, pavo, conejo, cerdo de capa blanca, pescado. Otra fuente de proteínas son los lácteos.

Grasa saludable. Las grasas son imprescindibles para la absorción de vitaminas y el funcionamiento adecuado del cuerpo.

El aceite de oliva virgen extra, alimento clave de la dieta mediterránea, nos aporta grasa de alta calidad. Encontramos también grasas saludables en los frutos secos y las semillas (a su vez aportan proteínas, fibra, vitaminas y minerales). Las nueces en particular están repletas de ácidos grasos omega-3, muy beneficioso y con gran capacidad antiinflamatoria. Otro alimento que puedes incluir en este apartado es el aguacate.

Por otra parte, los pescados grasos, como el salmón y las sardinas también son fuentes de ácidos grasos omega-3. En el caso del pescado azul es preferible que elijas siempre pescado pequeño, ya que los pescados grandes están mucho más contaminados de mercurio.

Alimentos frescos. Limita el consumo de alimentos ultraprocesados. Aportan grandes cantidades de sal, grasas saturadas y azúcar añadido, que debemos evitar. Son pro inflamatorios y tienen baja calidad nutricional. Evita la bollería industrial.

Suplementos nutricionales. Debemos tratar de cubrir nuestras necesidades nutricionales con alimentos. Sólo deberás incorporar suplementos en el caso de tu equipo de oncología o nutrición te lo haya recomendado así debido a una deficiencia de nutrientes.

Hierbas y especias. Aprovecha el sabor de las especias para hacer más apetecibles tus platos sin añadirles sal. Además, añadirás sus propiedades beneficiosas a tu dieta.

Estas son recomendaciones generales para las personas que han terminado su tratamiento para el cáncer, pero recuerda que cada persona es diferente y puede tener necesidades nutricionales específicas.

Algunos problemas causados por el tratamiento, como los cambios en el olfato o el gusto, pueden durar más que el tratamiento en sí. No te desanimes, suelen mejorar con el tiempo.  

Los efectos secundarios del tratamiento para el cáncer o los cambios físicos que hayas experimentado pueden hacer sea necesario adaptar las recomendaciones anteriores para poder adecuarlas a tu situación. Es importante trabajar con profesionales especialistas en nutrición y oncología para adaptar la alimentación a tus necesidades individuales y así promover tu salud y mejorar tu calidad de vida.

Si persiste la pérdida de peso o la desnutrición será necesario que consumas alimentos ricos en calorías y proteínas de alta calidad, y puedes necesitar hacer comidas más pequeñas y frecuentes, así como tomar suplementos nutricionales durante un tiempo más.

En el caso de que tengas dificultad para tragar, dentro de las recomendaciones anteriores deberás procesar los alimentos a la textura que te sea más cómoda de tomar.

Si tu tratamiento incluye una gastrectomía, colostomía o ileostomía sería recomendable contactar con especialistas en la materia para ajustar estas recomendaciones.

 

BIBLIOGRAFIA

“Dieta mediterránea, de la teoría a la práctica”, en https://ramondecangas.com/producto/dieta-mediterranea-de-la-teoria-a-la-practica-fundacion-alimenta-tu-salud/#
https://www.bowelcanceruk.org.uk/about-bowel-cancer/living-with-and-beyond-bowel-cancer/diet-after-treatment/
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Hernando-Requejo O, García de Quinto H. Dieta mediterránea y cáncer. Nutr Hosp 2021;38(N.º Extra 2): 71-74 https://www.nutricionhospitalaria.org/articles/03803/show

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